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a inmigración croata en Argentina comenzó de manera aislada durante el siglo XVIII pero no es hasta el período entreguerras en que se afianza como una corriente migratoria. Se estima que hoy viven en Argentina unos 250.000 mil descendientes de croatas, sólo en el Gran Buenos Aires, viven unos 40 mil descendientes. El gobierno de Croacia estima que la diáspora croata en Argentina es la tercera más grande a nivel mundial, luego de los Estados Unidos y Canadá.
CORRIENTES MIGRATORIAS
En la llegada de inmigrantes croatas a Argentina pueden distinguirse tres etapas:
· la primera, en la que sólo llegan individuos de forma aislada.
· la segunda, en el período que va de la Primera a la Segunda Guerra Mundial. Llegan contingentes mayores escapando de las circunstancias económicas y políticas.
· la tercera, tras la Segunda Guerra Mundial y la implantación del comunismo en la entonces Yugoslavia. Los inmigrantes de esta corriente escapaban sobre todo por motivos políticos.
Pioneros
Se sabe que en el siglo XVIII llegaron: El jesuita Nicolas Plantich a la ciudad de Córdoba, para trabajar en su universidad, hoy Universidad de Córdoba. El Dálmata Matias Nicolorich a la ciudad de Rosario, cuando esta era una aldea. Emigró en su velero con su familia, y entre otras cosas, tuvo la primer casa de alto, la primera estafeta de correo, y ayudó al ejército del Gral. Belgrano en 1812 a defender Rosario de los españoles, cuando crea la Bandera Argentina. También se sabe que a fines del siglo XIX vivía en Buenos Aires el empresario Buratovich, dedicado a la construcción de ferrocarriles.
Segunda etapa
Durante las primeras décadas del siglo XIX, la inmigración croata hacia Argentina se acentúa. Se sabe que muchos croatas de esta corriente provenían de regiones como Lika, Eslavonia, Srijem y Kordun, además de Istria. No obstante, es difícil precisar su número puesto que -al no existir Croacia como un país independiente- los inmigrantes llegaban con pasaportes del Imperio Austro-Húngaro. Otro grupo entró al país con pasaporte italiano, al igual que lo hicieron los inmigrantes eslovenos.
Tercera etapa
A diferencia de las dos olas inmigratorias anteriores, esta corriente está mejor documentada. Durante las décadas de 1940 y 1950, llegaron al país unos 35.000 croatas. El grueso de ellos había llegado al país por motivos políticos y se identificaban con el nacionalismo croata de extrema derecha (Ustaše). Entre estos inmigrantes figuraba Ante Pavelic, que posteriormente huyó del país para radicarse en España, dónde recibió asilo político por parte del régimen franquista.
A la vuelta de los siglos XIX y XX había 133 asentamientos, con unos 150.000 croatas en Argentina, en su mayor parte provenientes de las regiones costeras de Dalmacia y el litoral croata, que fueron de los primeros inmigrantes europeos en establecerse en las pampas argentinas.
Croatas con pasaporte italiano
Entre 1918 y 1947, la región croata de Istria y una parte considerable de Dalmacia estuvieron bajo control italiano. Durante este período, los ciudadanos croatas de estas regiones, así como los eslovenos, fueron sometidos a la política de italianización fascista instituida por el régimen de Benito Mussolini. Debido a esta razón, fueron considerados como ciudadanos italianos en sus pasaportes.
Lugares donde se establecieron
Principales puntos de radicación de los inmigrantes croatas en Argentina.
Además de la ciudad de Buenos Aires, las comunidades de descendientes croatas más importantes se encuentran repartidas en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe (especialmente en el sur4 ), Córdoba, Mendoza, Chaco, Chubut, Río Negro y Tierra del Fuego.
Provincia Localidades destacadas con descendientes de croatas
Buenos Aires Buenos Aires: La Plata, Berisso, San Justo, Bahía Blanca y Dock Sud
Santa Fe Santa Fe: Rosario, Santo Tomé, Venado Tuerto, Arequito, Chovet, Chabás, Gálvez y Villa Mugueta
Mendoza: Mendoza, Rivadavia y San Rafael
Córdoba: Córdoba
Chaco: Sáenz Peña
Chubut: Comodoro Rivadavia
Río Negro Río Negro: San Carlos de Bariloche
Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur:Tierra del Fuego Ushuaia
Curiosidades
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a gran mayoría de los inmigrantes que se radicaron en el centro-sur de la Provincia de Santa Fe, llegaron de la Isla Dalmata de Hvar. El pueblo de Malagueño (cercano a la ciudad de Córdoba), y sus alrededores, tiene la particularidad de que la mayoría de sus inmigrantes provienen solo de un pueblo croata. Su nombre es Prapoće y está ubicado en el noreste de Istria. Llegaron todos para trabajar en las canteras de cal.
Instituciones
Hasta agosto de 2011, existían cerca de 28 instituciones (incluyendo institutos educativos y centros de descendientes) distribuidos entre la ciudad de Buenos Aires y 9 provincias.
La mayoría de estas instituciones se nuclean en la Unión de Asociaciones Croatas de la República Argentina (UACRA).
Personas destacadas en Argentina
· El diseñador y ex modelo Ante Garmaz fue un inmigrante croata
· María Ostoić, madre del ex presidente argentino Néstor Kirchner y la Ministra de Desarrollo Social Alicia Kirchner quién era chilena de ascendencia croata.
· También resalta el politólogo Eugen Slavko Kvaternik (que se hace llamar Eugenio Kvaternik), hijo del político y militar croata Dido Kvaternik, quien había llegado a la Argentina escapándose de la victoria aliada en la última guerra mundial.
· En los deportes se destacan varios futbolistas y ex futbolistas como Darío Cvitanich, Nicolás Pavlovich, Daniel Bilos, José María Buljubasich, Juan Yustrich, Pablo Vranjicán, Leonardo Pisculichi, José María Buljubasich, Iván Gabrich, Diego Armando Maradona, Antonio Mohamed (de apellido materno Matijevich) y los hermanos Šarić (Mirko Saric y Martín Saric), en el vóley los históricos del seleccionado argentino Marcos Milinkovic y Alejandro Spajic, en el taekwondo el campeón olímpico Sebastián Crismanich, en el hockey sobre césped, la arquera y ex integrante de la selección "Las Leonas" Paola Vukojicic, el nadador Federico Grabich y en el tenis Daniel Orsanic y Javier Frana.
· En la música se destaca la cantante Sandra Mihanovich.
· También el historiador José Luis Busaniche, el violinista Ljerko Spiller, la productora y guionista de cine Lita Stantic, el actor, guionista y director de cine Fernando Siro, el cardenal de la Iglesia Católica Estanislao Esteban Karlic, el arzobispo emérito Emilio Ogñénovich y el antropólogo, policía e inventor nacionalizado argentino Juan Vucetich.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Inmigraci%C3%B3n_croata_en_Argentina
VICENTE VRAÑIZAN
EL CROATA DEL
GRITO DE ALCORTA
El inmigrante que se convirtió en un protagonista de la histórica gesta de los chacareros santafecinos.
El famoso Grito de Alcorta tuvo entre sus líderes a un croata. Su nombre era Vicente Vrañizan, según la grafía que adoptó al llegar Vranjican a la Argentina.
Había llegado a los pagos santafecinos allá por 1909 y para 1912 ya había pasado muchas mañanas arando con bueyes las mismas tierras que por la tarde trabajaba con el arado mancera. Y sabía que el fruto de esos días infinitos nunca retornaba al trabajador.
De manera que fue uno de los que se reunieron, convocaron y alentaron a los remisos para ese 14 de julio de 1912 cuando se declaró la huelga en forma oficial en un acto multitudinario realizado en el local de la Sociedad Italiana de Alcorta.
Vrañizan no sólo alentó a los remisos; en los momentos en que la persuasión no funcionó se ocupó de cortar las pecheras de los arreos de los bueyes de los timoratos y, por qué no, a veces cortó también sus alambrados.
"Fue una huelga muy dura, reconocería más tarde, pero había que combatir el miedo de los colonos." Porque a las condiciones miserables en que vivían se les sumaba el miedo a los propietarios de la tierra, el miedo a sus represalias, el miedo a encontrarse otra vez con el hambre por la que habían huido de Europa.
En condiciones leoninas, o como ellos mismos no dudaron en definir, esclavistas, los colonos debían entregar a los terratenientes el 55 por ciento de la producción, limpia, embolsada y lista para exportar. De esta manera, por mucho que trabajaran y por buena que fuera la cosecha, no salían del endeudamiento.
El desalojo rural fue un fantasma que acosó las noches y los días de los trabajadores. Y muchísimas veces fue una realidad. Y aunque parezca mentira, hubo fotos de tales desalojos que se imprimieron como tarjeta postal.
Los rebeldes a esta situación determinaron que sería una verdadera revolución y por ello eligieron la fecha de la toma de la Bastilla para esta proclamarla.
Un dato ilustra la convocatoria a la asamblea; según el diario La Capital había una caravana de sulkies llegados de la estancia La Adela que ocupaba más de dos kilómetros y medio.
Francisco Netri, el abogado que asesoró a los huelguistas, fue inexplicablemente asesinado un tiempo más tarde.
Medalla de plomo
No le faltaron a Vicente mismo las represalias y los intentos de hacerlo callar, más bien por las malas ya que no iba por las buenas. En una ocasión, el fogoso luchador fue baleado por un grupo de matones frente a una tranquera. Tres proyectiles lo alcanzaron y uno de ellos que se alojó en la nuca nunca pudo ser extraído. "Es mi medalla de plomo", solía decir en sus años maduros. Así fue, lo que se hereda no se hurta, dicen en el campo, precisamente. Una marca de libertad y fuerza traía don Vicente ya de sus abuelos -los barones Vranjican de Croacia-, hombres destacadísimos de la política y la cultura que también habían luchado por los derechos, en ese momento por lo que se llamó el Movimiento Ilírico, una afirmación de la identidad y en defensa de las pretensiones de vecinos poderosos.
A partir de entonces se establecieron contratos de arrendamientos y aparcerías en un 50 por ciento más favorables a los agricultores. Y lo más importante -según consideran- fue que nueve años después se aprobó la primera ley contractual agraria.
Lo más notorio fue la creación de la Federación Agraria Argentina, cuyo primer presidente fue Antonio Noguera, de Pergamino, y el vicepresidente fue otro oriundo de Croacia, José V. Buratovich.
Envuelto ya en la leyenda, Vrañizan murió a las 99 años en Pergamino. El y su esposa, María Maroevic, habían nacido en la isla de Hvar, en el mar Adriático.
Es autora del libro "Los croatas en la Argentina".
Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/campo/vranizan-el-croata-del-grito-de-alcorta-nid641233
LOS CROATAS EN LA ARGENTINA
Por Carmen Verlichak-(Krividol Press) - 208 páginas
Suplemento Cultura LA NACIÓN
Domingo 20 de febrero de 2005
Cuando se habla del proceso inmigratorio que dio origen a la actual Argentina se pone el acento, muchas veces, en los flujos cuantitativos de las distintas corrientes nacionales que llegaron, históricamente, al Río de la Plata. Los investigadores suelen discutir sobre cuántos millones de espańoles o de italianos arribaron a nuestro suelo durante los siglos XVIII y XIX. Y afirman, a veces, no sin razón, que los argentinos habitamos la única república "ítaloespańola" del planeta.
Pero la estimación sobre el volumen cuantitativo de cada una de las colectividades provenientes del fenómeno inmigratorio tropieza siempre con un obstáculo difícil de salvar.
¿Dónde se pone el límite cuando se hace esa estimación?
¿Se incluye estrictamente al número de los que llegaron como inmigrantes o se abarca también a sus descendientes?
¿Y qué ocurre con los que llegaron y luego regresaron a su país de origen?
¿Deben ser incluidos o no en la estadística total?
Por eso, tanto o más importante que investigar la dimensión cuantitativa de cada corriente inmigratoria es tal vez explorar su realidad cualitativa, su singularidad espiritual y cultural, su riqueza interior. Y eso es lo que ha hecho la escritora y periodista Carmen Verlichak en este trabajo de investigación sobre "los croatas de la Argentina", en el que ha intentado rastrear la huella de los inmigrantes de ese origen que llegaron a nuestro país a través del tiempo. Siempre se estimó en alrededor de 400.000 el número total de hijos de Croacia que vinieron a incorporarse a la sociedad argentina, pero la autora de este libro sin duda original no ha intentado hacer una reconstrucción integral y sistemática de ese proceso inmigratorio sino que ha preferido reunir diferentes historias de valor testimonial y cargadas de revelaciones humanas.
Entre los primeros croatas que arribaron al Río de la Plata figuran el jesuita Plantich o aquel Busaniche que en 1810 inauguró la rama sudamericana de ese origen. La afluencia creció a partir de 1870 e incluyó más tarde a grupos familiares caracterizados de la sociedad argentina, como los Mihanovich, los Ivanissevich, los Marinkovic y otros no menos notorios. A ellos se sumaron las familias croatas que llegaron en el siglo XX, con anterioridad o posterioridad a la finalización de la Segunda Guerra Mundial.
Verlichak, apelando a su fibra de novelista, ha reunido una serie de crónicas testimoniales que describen la experiencia vivida por diferentes inmigrantes de origen croata como parte de su traslado a la Argentina. Son historias personales, intransferibles, que le permiten a la autora ir delineando una suerte de visión intimista de la saga tejida por esos pioneros que traían en sus oídos el canto melodioso de las costas de Dalmacia o de las aguas del Danubio o tal vez las imágenes de Zagreb, de Dubrovnik o de la isla de Brac.
Los croatas en la Argentina es un libro de decisiva importancia para quienes deseen explorar los orígenes de una corriente inmigratoria claramente identificable dentro del conjunto de la tradición eslava, no sólo por su arraigada adhesión a la fe católica sino también porque aportó a la sociedad argentina cuotas inestimables de calidad moral y humana y un elevado espíritu de convivencia.